Los jóvenes que pintan las paredes de la ciudad no tienen otros sitios donde expresar su arte, y por eso lo hacen en las calles. Mucha gente no lo ve bien porque piensan que lo hacen por fastidiar, y que son unos vándalos, pero no es así. Por otra parte, económicamente, los chavales no disponen de dinero para comprar pinceles, lienzos, pinturas… y por eso cogen un spray, que cuesta muy poco, y se ponen a pintar todas las paredes que se les ponen por delante.
Eso sí, hay que diferenciar entre los que hacen arte y los que lo hacen por fastidiar, porque unos decoran y se expresan a través de sus graffitis, pero otros ponen cuatro garabatos, debajo su firma y ya está. Y por culpa de esos gamberros, la gente piensa que habría que prohibirlos, y son lo que fastidian a los que de verdad solo quieren hacer su arte.
En conclusión, la gente tendría que diferenciar entre los graffiteros de verdad, y los que solo se dedican a estropear fachadas, monumentos y paredes con un garabato que nada tiene de artístico.
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